El autor nos enseña en este libro que lo más importante en la obra de Dios no es el trabajo, sino el obrero. Si el obrero no está capacitado, especialmente su carácter más que sus habilidades, causará problemas a la obra; será mejor no poner las manos al arado si no hubo una transformación en sus hábitos por medio del sacrificio de la cruz. Según Nee, El carácter del obrero de Dios tiene que tener las siguientes características:
1. Saber escuchar.
2. Amar a la humanidad.
3. Estar dispuesto a padecer.
4. Someter su cuerpo a servidumbre.
5. Ser diligente.
6. Refrenar su lengua.
7. No ser subjetivo.
8. Tener una actitud correcta con el dinero.
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